26 diciembre 2012

Enseñar contenidos frente a aprender competencias

El otro día leí un artículo en el que descubrí esta dicotomía. De pronto algo que intuía y me rondaba la mente aparecía en negro sobre blanco, con unas palabras tan manidas y tan usadas que casi, casi, pierden su sentido. Pero tan sólo hay que pararse un instante a reflexionar sobre estas dos expresiones y se descubren dos concepciones radicalmente distintas, casi enfrentadas, de la educación. Quien habla de enseñanza se está fijando en lo que hace (dice, más bien, casi siempre) el profesor. Ese señor o esa señora que sabe muchísimo de lo que está hablando y de cómo debe decirlo. De él emanan contenidos ya que es una especie de pozo sin fondo de sabiduría porque ha leído cientos de libros. Los alumnos vegetan frente a él. Lo soportan como pueden, hacen un gigantesco esfuerzo por no distraerse, porque el que se distrae un momento ya es muy difícil que pueda volver a incorporarse al río del saber, la corriente lo arrastra sin saber muy bien cómo mantenerse a flote. Los buenos alumnos en este modelo van absorbiendo información, ubicándola en la caja adecuada, ordenándola y organizándola. Tratan con mucho cuidado esas cajas para que no se mezclen. Su función es conservarla sin que nada de su vida real la estropee, para en el momento oportuno puedan reproducirla con exactitud y sin faltas de ortografía.
El otro modelo es el del aprendizaje de competencias. Aquí el protagonista lo tiene el alumno, que es el que aprende, incluso con independencia del número de libros que haya leído su profesor. Éste, de hecho, también suele aprender, a poco que tenga los ojos y oídos abiertos. La información y el conocimiento va fluyendo. No siempre los resultados son los que se esperan, pero siempre hay resultados. El alumno no tiene cajas, tiene conductos por los que circula lo que va aprendiendo, integrándolo todo porque la vida está integrada, no compartimentada en espacios temporales de una hora cada uno.El profesor es un guía, a veces ni eso, un mero acompañante. Los alumnos no pueden estar pasivos, han de trabajar: leer, resumir, ilustrar, buscar información, ordenarla, exponerla, etc. Y poco a poco, en un esfuerzo compartido por muchas personas durante mucho tiempo, el alumno se va capacitando para responder a las necesidades que le van surgiendo en su vida. 
Que no se me olvide: lo importante no es lo que uno enseña, sino lo que muchos aprenden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario